¿Por qué es tan importante hacer un estudio de la pisada?

¿Por qué es tan importante hacer un estudio de la pisada?

Estar erguidos y caminar es algo tan natural para nosotros que ni siquiera lo pensamos. Sin embargo, cada paso que damos produce un impacto sobre ligamentos, huesos y articulaciones que, con el tiempo, de no realizarlo correctamente, puede traducirse en lesiones. Y no es solo cuando practicamos running o algún deporte de élite, sino en el movimiento que realizamos día a día.

Las lesiones más frecuentes relacionadas con caminar o correr están asociadas a la forma en que pisamos. Conocer nuestro tipo de pisada puede ayudarnos a prevenir dolores y/o corregir defectos de los pies, además de permitirnos realizar la elección del calzado adecuado para el caminar cotidiano o para hacer deporte. Esto se logra a través de un estudio de la pisada.

Saber caminar correctamente y saber correr previene lesiones que pudieran llegar a ser incapacitantes. Del tratamiento adecuado, personalizado y profesional de estas lesiones conocen en la clínica de fisioterapia en Las Rozas. La experiencia del centro se basa en el tratamiento de deportistas de élite, pero sus servicios los ofrece a cualquier paciente que requiera técnicas fisioterapéuticas como tratamiento.

Fundamentos del estudio de la pisada

Este es un estudio biomecánico con el cual se obtiene información sobre nuestra forma de caminar y los movimientos asociados. Es importante conocer los movimientos que produce nuestro cuerpo con respecto a caderas, rodillas y espalda para evitar lesiones. Con un estudio de la pisada se puede determinar nuestra forma de pisar, si existen descompensaciones, desequilibrios o anomalías posturales y lesiones de caderas, rodillas o pies.

Es, en sí, un estudio integral de nuestro cuerpo en movimiento que toma en cuenta el peso, la condición física y la forma de entrenamiento o de caminata. Para eso, analiza el pie en posición estática, parados de pie, o en movimiento, tanto caminando como corriendo.

¿Cómo se hace?

El estudio de la pisada inicia con una exploración articular y muscular del pie en reposo para determinar el estado físico. Posteriormente, sobre una plataforma de presiones, se realizan los análisis estático y dinámico. Con el primero, se analiza la postura del pie y se determina la huella. Un escáner en la plataforma tomará imágenes que serán evaluadas por el especialista. Se evalúa también el balance del peso del cuerpo en cada pie. En el análisis dinámico, el paciente debe caminar y correr sobre la plataforma para, nuevamente, obtener las imágenes que serán analizadas.

Los análisis básicos pueden complementarse con el uso de sensores en los pies que permiten el estudio tridimensional de la pisada. Con los resultados, el especialista determinará la necesidad de rehabilitación dirigida por un fisioterapeuta y/o del uso de plantillas ortopédicas.

Tipos de pisada

Existen tres tipos principales: la del pie pronador, la del pie supinador y la del pie neutro.

  • Pie pronador: el pie se inclina hacia su parte interna de forma de que el tobillo actúa como amortiguador del movimiento. Es la más común en los corredores pues con ella el pie se adapta mejor a diferentes tipos de terreno de forma de evitar lesiones. Cuando el ángulo que se desarrolla es muy pronunciado, puede requerir el uso de una plantilla correctora.
  • Pie supinador: el movimiento del pie es al contrario; no realiza el giro hacia el interior sino que el apoyo se hace sobre la parte externa. Este tipo de pisada no es muy común.
  • Pie neutro: no existe movimiento lateral al pisar, con lo que el desplazamiento es lineal; se considera el pie normal.

Problemas de rodilla por pisar mal

Caminar de forma no adecuada puede producir dolor de rodillas pues se produce una repartición desigual del peso del cuerpo. Además, correr, generalmente en exceso, también ocasiona problemas de rodilla debido a su alto impacto y al desequilibrio que produce en la pelvis. Una mala pisada provoca degeneración de los cartílagos de la rodilla y su desgaste con el consecuente dolor.

Pisar de forma inadecuada reduce la estabilidad en el llamado tren inferior, lo que obliga a la articulación de la rodilla a moverse de forma lateral, además de su movimiento habitual de flexión y extensión. Esta deformación lateral del movimiento es más evidente en los corredores, en los que este desplazamiento se ve ampliado por el impacto que reciben las rodillas.

Para conocer si los problemas de rodilla se deben a una mala pisada, un especialista debe analizar si caminas bien por medio de un estudio de la pisada. Él te indicará la terapia más adecuada para tu dolencia. En algunos casos, puede recomendarte el uso de una rodillera estabilizadora, que reduce la presión que recibe la rodilla hasta un 15%. En casos más severos, seguramente deberás ser atendido por un fisioterapeuta que te ayudará con los ejercicios más adecuados a tu dolencia.

Dolor de talones

El principal ligamento del pie, conocido como fascia plantar, está diseñado para soportar el peso del cuerpo y facilitar el apoyo al caminar. Sin embargo, existen ciertos factores que pueden afectarlo produciendo una condición progresiva de dolor que se concentra en el talón y que es conocida como fascitis plantar. Una de las principales causas de esta lesión es pisar de forma irregular que, como ya vimos, puede provocar una distribución irregular del peso del cuerpo sobre la planta del pie.

La irregularidad de la pisada puede producir pequeños desgarros en el ligamento que provoquen inflamación y generen la fascitis plantar. Esta dolencia puede presentarse en forma de dolor sordo y constante, dolor punzante o de palpitaciones. Además de la inflamación, se pueden desarrollar espolones calcáneos. Estos son depósitos de calcio en el talón que presionan el tejido blando, graso y almohadillado que amortigua al pisar, produciendo dolor crónico.

La fascitis plantar puede ser aliviada en casos menos severos con el uso de un tratamiento combinado de reposo, frío para la inflamación y la utilización de plantillas diseñadas a medida. Los casos más severos deben ser tratados con inyecciones de cortisona e, incluso, con cirugía.

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